Se busca muchacha preferentemente rubia, de boca más bien desatada, sonrisa contagiosa, piernas ágiles y una actitud entre picaresca y sensual que la libre del miedo al ridículo que suelen ostentar sus compañeras del rubro dramático.
Eso es la comedia, pensamos, al fin y al cabo: una mujer con dotes de actriz que no teme pasar vergüenza cuando haga falta y que suele salir airosa de todas las situaciones absurdas que le plantean las historias destinadas a hacer reír a los espectadores.
Son, además, las musas de un amor romántico que se niega a morir en el imaginario cinematográfico del mundo y que en el esplendor de los 30 están llamadas a reemplazar a las otrora dueñas del corazón de los cinéfilos, por caso Meg Ryan, la ya cuarentona Jennifer Aniston y la madura aunque perenne Julia Roberts.
Tendrán que pasar muchas películas en el ancho y vasto río del celuloide para que algunas de nuestras 20 chicas descocadas reine cual soberana en el trono que dejarán libre portentos como la ex de Brad Pitt o la llamada Novia de América, todavía muy en activo y de buen ver.
Pero mientras tanto ya hay algunas con destino clásico ¿o acaso alguien podría ya vivir sin la consabida comedia romántica de la siempre sonriente y desparpajada Anne Hathaway? Más saludable y blonda, como le gusta a Hollywood, eficaz en amplios registros: una señora comediante, Reese Whiterspoon.
Allá vamos.
Es más estadounidense que el hot dog, aunque nació en Vincenza, Italia, hace 38 años. Fue chica Disney y balconeó bastante en La duda, junto a los muy serios y torturados Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman. La aprendimos a amar cuando en Julie & Julia se le quemaba la comida o andaba juntando los centavos para encarar una receta. No nos gustaba mucho cuando se metía con Christian Bale, pero hay que decir que como novia de Mark Wahlberg resultaba una influencia benéfica y poderosa para ayudar al muchacho a soportar a los impresentables de su familia en The Fighter.
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Nadie ríe como ella. Probablemente porque son pocas las mujeres que han podido sacar tanto partido de sus hoyuelos como esta canadiense de Ontario que, con apenas 33 años, ya ha demostrado ser la única capaz de hacerle frente al rudimentario y estrambótico Robert Downey Jr., nuestro Sherlock Holmes del siglo XXI. Chiquita como es, no se amilanó ante el malhumorado Harrison Ford en Morning Glory y después de ser musa de Woody Allen en Midnight in Paris, se fue a casa con el chico. Y ahí la vemos, muy feliz junto a su flamante esposo, el inglés Michael Sheen.
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Pecas. Pecas. Mucho pelo rojo. Esa mirada como si se le hubiera quemado el guiso y una voluntad de llenar la pantalla a fuerza de talento, picardía y una ductilidad actoral que le augura un futuro inconmensurable en el mundo del cine. La periodista independiente y noble de Criadas y señoras que le dio muchos dolores de cabeza a Steve Carell en Loco estúpido, amor, tiene 23 años y nació en Arizona. Hace poco encarnó a Gwen Stacy en la nueva versión de Spiderman y consideró que entre la paga también estaba incluido el protagonista, Andrew Garfield, su ahora enamorado.
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Es una rubia un poco creída. A lo mejor porque viene de la televisión y luego de hacerse famosa en Grey’s Anatomy pensó que ya había hecho lo suficiente para merecer ser tratada como reina en la pantalla grande. Aunque dicen que es difícil soportarla en el set, ya ha conquistado a una buena porción de público merced a su innegable belleza y cierto ritmo para actuar como rubia tonta pero decidida en filmes como 27 bodas y La cruda verdad, junto al musculoso y mal llevado escocés Gerard Butler. Nació en Washington hace 33 años.
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Increíble que esta mujer de belleza extraordinaria se haya quejado de lo difícil que es estar permanentemente a dieta. Fue en el programa de Graham Norton Show donde la futura esposa de Justin Timberlake se mostró humana y cordial. A decir verdad, aunque aumentara 20 kilos, esta ex modelo de Minnesota conservaría su prestancia a la que le adosa una gran ductilidad para la comedia como la impresionante Día de San Valentín, donde encarnaba a una publicista muy compuesta y sin novio en la fecha clave para los enamorados.
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Aunque la israelí que pudo haber sido la Primera Dama mexicana si, como se preveía, contraía casamiento con nuestro Gael García Bernal, es un tanto intensa y más apta para los roles extravagantes y dramáticos, tiene pasta de heroína romántica. Así lo ha demostrado en No Strings Attached, junto al insoportable Ashton Kutcher, que como buen patán que es luego de declarar que odió las escenas de sexo con la chica de Black Swank, de 31 años.
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El cine siempre necesita de una bomba latina. Y si antes fueron Salma Hayek y su serpiente, ahora es el turno de ésta descendiente de mexicanos, de caderas bamboleantes y un rostro de muchacha como de aquí a la vuelta, con ojos grandes y labios muy carnosos. A fuerza de ser sinceros, muchos cinéfilos deberían admitir que no entendieron Sin City, el delirio de Robert Rodríguez y que en realidad la amaron porque estaba esta rutilante actriz de Pomona, de saludables 31 años.
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Para ser nombrada una belleza clásica le sobra mandíbula y le falta clase, pero es precisamente esa rusticidad lo que la ha hecho cercana al público y hay que decir que de todas nuestras jóvenes heroínas románticas, esta sureña de apenas 1,56 de altura y 36 años, es una de las más exitosas y requeridas. Enamoró a Joaquin Phoenix en Walk the Line y se tomó toda el agua para elefantes junto a Robert Pattinson, pero pasará a la historia por ser la Legalmente rubia, un papel que hizo lucir en su rostro rotundo y en su carcajada siempre en alerta.
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Una colección de videos de esta comediante que deslumbra como parte de la nueva generación de Saturday Nigh Live, no debería excluir sus formidables imitaciones de la cuestionada cocinera Paula Deen y de la exótica islandesa Björk. En cine fue tan bueno su papel en Bridesmaids, que Universal Studios ya la ha convencido para que participe en una segunda parte. Aunque la neoyorquina ya tiene 39 años, el futuro para ella todavía no llegó con todas sus luces. El éxito global la espera con los brazos abiertos. Se lo merece.
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No, no es nuestra actriz favorita y hay momentos en que dudamos en ponerla en esta lista. Pero negarle la popularidad que ha conseguido al frente de Crepúsculo y recientemente como la Blancanieves que causaba envidia (¿por qué?) a la hermosa madrastra Charlize Theron, sería ignorar a los millones de adolescentes que la encuentran hermosa y talentosa a esta actriz lánguida y un tanto snob, nacida en Los Ángeles hace 22 años. El cine la necesita y ella al parecer también. Habrá mucho de Kristen en las películas que vienen. Con o sin Pattinson.
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¡Cómo hizo sufrir a nuestro querido Joseph Gordon-Levitt en (500) Days of Summer! Todo, sin embargo, se le puede perdonar a esta actriz de ojos expresivos y rostro dulce, capaz de llenar toda una película con su picardía y frescura, a la vieja usanza. Como una bella genio que se mueve en el terreno de la televisión y del cine con idéntica destreza, la californiana de 32 años es también una gran aficionada a la música y en los ratos libres toca –y muy bien- el banjo.
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Dejó destrozado al ya de por sí deteriorado Macaulay Culkin luego de muchos años de atribulado noviazgo y el destino la castigó haciéndola pareja en la vida real del incombustible Ashton Kutcher. Hizo de mala en Black Swank y como si fuera poco ha sido elegida recientemente la mujer más sexy del mundo por la revista Esquire. Es ucraniana, lo que explica esa belleza exótica que encantó en Amigos con beneficios al suertudo Justin Timberlake.
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Una larga cabellera rubia y un rostro como de ida de este mundo le han dado a esta oriunda de Baltimore, de 35 años, una gran cuota de sexualidad explícita que ella ha sabido imprimir a la Cindy Campbell de todas las películas de Scary Movie. Parece que nunca se enterara de nada y es ese despiste a lo Monroe que ha conquistado a Sacha Baron-Cohen, quien la eligió para su muy publicitada El dictador. Su rostro singular que adorna con muecas imposibles le dieron un valor extra a la pasatista Una conejita en el Campus.
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Tiene una nacionalidad difusa a camino entre Omán, Gran Bretaña y Australia. Saltó a la fama por haber aguantado como ninguna el tipo frente a los bastos Vince Vaughn y Owen Wilson en la célebre Wedding Crashers. Pequeña y suave, con una cabellera digna del mejor anuncio de champú, se ha casado con el gigante Sacha Baron Cohen, quien le lleva 5 años y muchos centímetros de altura.
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No tememos exagerar si decimos que esta exquisita actriz, versátil y talentosa como pocas, está llamada a ser la Meryl Streep del siglo XXI. La esposa del también actor John Krasinski viene de la mejor escuela británica y con apenas 29 años ya ha conquistado corazones en películas inolvidables como El diablo se viste de Prada y La joven Victoria. Es una actriz de carácter tanto en la comedia como en el drama y siempre puede encarnar roles de mujeres mucho más mayores que ella. Su última película es con Ewan McGregor en La pesca del salmón en Yemen.
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Otra verdadera luminaria que a veces luce como una de las mujeres más hermosas de la tierra y otras puede resultar tosca, con un andar errante y poco armonioso. De risa generosa y ojos brillantes fue la atribulada empleada de la odiosa Meryl Streep en El diablo viste de Prada y en la guerra de novias entablada con la a veces insoportable Kate Hudson, uno se quedaba con esta natural de Brooklyn, quien con 29 años ya tiene muchas actuaciones memorables en su haber y un futuro sin límites en la gran pantalla.
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No es de esas actrices que deslumbran por su belleza, pero su atractivo físico indudable crece conforme transcurre la historia. Inolvidable ha sido su trabajo junto al muy arrogante Justin Long en la impresionante comedia coral A él no le gustas tanto. La actriz de La sonrisa de Mona Lisa, también lo ha intentado en la televisión y no ha pasado inadvertida como una de las sufrientes esposas de Bill Paxton en Big Love.
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Si es por elegir a una actriz francesa de la nueva camada nos hubiéramos quedado mil veces antes con Marion Cotillard que con esta chaparrita que ha hecho famosa su insoportable levedad a fuerza de mohines y muecas disfrazados de angelicales (que son los más endemoniados, como se sabe). Pero hay que decir en su defensa que esta muchacha que a muchos corazones conquistó con ese monumento a la cursilería que es la película Amelie, ha renacido con su versión de Coco Chanel. Ya tiene 36 y no da para encarnar siempre a la mujer-duende.
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Es descaradamente vital y respira sexo por todos los costados, una virtud que no dudó en admitir en el show de Graham Norton, quien la miró un poco espantado, aunque sabemos que el inglés no se espanta por nada. “Me gustan mucho los chicos”, dijo pícaramente la hija de Goldie Hawn que aprendimos a amar en Almost Famous. Luego se nos empezó a hacer un poco repetitiva y basta en la pantalla. Para colmo de males se robó el corazón de Matt Bellamy, que no es lindo, pero es el líder de Muse, la banda de rock del momento. Y ya sabemos por Gwyneth Paltrow, la muy aseñorada esposa de Chris Martin, lo que hacen las rubias con los rockeros.
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Esta es la rubia arrolladora por antonomasia. Preciosa por donde se la mire y que hace altos honores a ese lugar común que dice que “la cámara la adora”. No por nada el viejo zorro Oliver Stone la convirtió en la musa de Salvajes, una elección que seguramente aprobó con creces el otro viejo zorro de Don Winslow. También la sumó a sus conquistas el ex de Scarlett Johannson, Ryan Reynolds. Lo que dice siempre nuestro vecino: estas chicas nunca se casan con un camionero. El sol de California brilla en su rostro. Tiene apenas 25 años.
